Hace tiempo decidí anteponer proyectos de vida. Viajar siempre ha formado parte de mi, siempre he querido conocer, soñar y descubrir. Lejos, cerca, sola o acompañada. Pero hay un viaje personal, único, cómplice y de puro amor para el que nunca creí sentirme preparada. Ser mamá.

  Soy torpe, mi paciencia se ha multiplicado por mil (pero sigue sin ser infinita), me equivoco y me vuelvo a equivocar, me frustro, me agoto, muchas veces me siento fea, como a capítulos y no sé lo que es ver una película completa.

  Cuando duerme indago web de viajes, destinos, escapadas y lo vuelvo a releer cuando encuentro un hueco para mí. Prometerme a mí misma que seré la chica de la foto, que podría llorar cumpliendo mi sueño de niña, descubrir el Machu Picchu o emocionarme conociendo un koala.

  Pero soy consciente de que soy mamá, todo cambia. Es algo incierto si podremos seguir descubriendo, si el futuro seguirá siendo tan generoso. Destinos que se nos escapan, que se quedan esperando otra ocasión (con suerte).

  Te conviertes en padre y sin quererlo, te invade el miedo. Haces caso a todos aquellos que te dicen que no es posible, que lo sensato y coherente es dejarlo atrás. Tú puedes seguir, pero no intentes arrastrarlo contigo, es ilógico. Somos papás y como madre, comprendo ese cóctel de sentimientos, pero es ahí, donde me doy cuenta, que estamos en la dirección correcta.

  Siempre tendré miedo, a cada paso que dé en la vida. Es parte de mí. De nosotras como madres. Pero la vida no se trata de allanarles el terreno.

  De eso se trata este blog. Somos primerizos, cometemos errores y tomamos decisiones desacertadas, pero si algo tenemos claro -es que el mundo es la mejor escuela para un niño-, nuestro niño. Es la única herencia que podemos dejarle. Conocer, aprender y vivir sin esperar que nadie se lo cuente. Que sea capaz de ver el mundo con respeto, pero no con miedo.

  Que las buenas personas ganan a las malas, que las religiones crean brechas por el simple hecho de que no las conocemos y de eso, te das cuenta, cuando comienzas a viajar.

  Aunque ahora lo esté haciendo desde la parte más emocional, quiero utilizar este espacio para contribuir con nuestro granito de arena. Desde que se cuece el viaje hasta que regresamos a casa. Todo aquello que pueda ayudarles a hacer su próxima escapada más fácil. Sabemos que es terreno complicado, que ya está todo inventado, que la lucha por seguidores hace que subas dos escalones y bajes cinco. No queremos competir, simplemente, contribuir a que papis que no se atreven a viajar con sus enanos, se den cuenta, que el león no es tan fiero como lo pintan.

  Nuestro niño es introvertido, le cuesta confiar y socializar con las personas, siempre escondido detrás de nosotros. Cuando viajamos, él cambia, es otro niño completamente diferente. No espera a estar en casa para ser él mismo, se deja llevar, y eso, aumenta aún más mis ganas de que conozca mundo. Porque en su forma de actuar veo que estamos haciendo lo mejor.

  Somos papis nóveles, nuevos en esto de cargar con mochila y niño, pero aunque en muchas ocasiones es agotador, merece con creces la pena.

  Nos gustaría que nos acompañasen en esta aventura, de ayudarnos y solucionarnos dudas de cada destino. Que nos propongan temas, de compartir nuestros sueños viajeros, futuras escapadas, mostrar con detalle cada gasto, haciendo ver que el trabajador también puede viajar. Queremos un espacio familiar y con todo lo que ello conlleva, esperamos estar a la altura.

Y éstos somos nosotros. Ayoze, Yanira y nuestro enano terremoto de dos añitos, Noah.

GRACIAS DE PARTE DE NUESTRA FAMILIA.